Felicidades a todas las mujeres por este día.
Sin ellas el mundo no sería o sería triste y desolador.
A la Dama no se le puede hacer jaque, solo al rey, pues ya es hora de que eso cambie, ¿no creen? Al igual que pedimos igualdad salarial, igualdad en las condiciones de trabajo, más mujeres en la política y en puestos relevantes de esta sociedad. También pido que los hombres tengan hijos, aparte de compartir las tareas domésticas, que lleven traje y que tengan la regla. Eso no sé como lo vamos a hacer, pero lo exijo.
¿Dónde está la mujer sin complejos?, la mujer que se acepta tal y como es. La mujer que acepta que un “caballero” le abra la puerta o le retire y le acerque la silla, o simplemente le diga un piropo sano y educado: “Si pudiera besar esos labios yo sería el esclavo de tus días” “al verte pasar siento que el sol se ha colado en mis ojos”.
Por qué siento que esa revolución femenina en vez de acercarnos no está alejando. Ser hoy en día un hombre es casi sinónimo de “la peste”, un paria que odia a las mujeres y al que hay que machacar y marginar.
Yo pienso y siento que este mundo sin mujeres sería un desastre, sería como un mar sin agua o un cielo sin estrellas. Ellas serían las estrellas y el cielo lo hombres que existimos gracias a ellas, las mujeres las estrellas de este firmamento. Pues si hay algo que admiro y que jamás nosotros, los hombres, podremos llegar a sentir o comprender en su máximo exponente, es parir un hijo desde las entrañas y llevarlo en tu vientre nueve largos y sacrificados meses. Y de ahí salen los hombres y mujeres que luego construyen el mundo beso a beso, piedra a piedra. ¡Qué hay de malo en eso! ¡Cuál es el pecado!
Tengo que avergonzarme de mi condición de hombre o debería luchar junto a vosotras para cambiar las cosas sin que me humillen por eso. Hay cosas que no se pueden cambiar, los hombres tienen mayor fuerza física y las mujeres una capacidad de amar y de sentir superior a los hombres. Eso no quiere decir que los hombres sean incapaces de amar, no, ni que las mujeres no puedan trabajar en una obra o conducir camiones, no es eso. Estamos hechos con la misma pasta, pero con diferentes características. Aunque al final nuestros corazones sientan iguales y deseen lo mismo, ser libres para amar y decidir.
Estamos confundiendo la libertad de una mujer con frases como: “las mujeres al poder”, “la revolución será feminista o no será”, “El poder de mi coño”.No lo comprendo ni lo comparto, no sería mejor: “las mujeres y los hombres comparten el poder” “la revolución feminista comienza junto con los hombres” “El poder del coño y el poder de la polla se unen”.
Yo quiero que mi hija sea feliz, y que mi hijo también lo sea. A ella la educo en su condición de mujer, libre para sentir y elegir sin llenarle la cabeza de pájaros. Y a mi hijo lo educo en su condición de hombre libre para sentir y elegir sin que se sienta culpable de nada. Les enseño a respetarse, a comprenderse y a quererse cada uno con sus diferencias físicas y sus capacidades. Pero sobre todo les enseño que el amor entre un hombre y una mujer es lo más hermoso de este mundo, porque de esa unión volverá a nacer otra vida diferente. Luego hay otro tipo de familias entre dos mujeres o dos hombres, pero eso es harina de otro costal y también enriquecen el mundo de la diferencia y la igualdad. El mundo de amar y unirte con la persona que deseas sea hombre o mujer.
La igualdad entre hombres y mujeres solo se conseguirá con la educación, el respeto y mucho amor. El resto solo es buscar una guerra entre hombres y mujeres que no distanciará aún más de ese objetivo.
J.C. Luzardo
